El Festival Internacional de Santander es con el de Granada uno de los dos más imprtantes de España, en parte por su antigüedad (¡desde 1952!), y también por la profusión de su programación. En el de Santander se celebraron este año más de sesenta funciones en diversas localizaciones, en el transcurso de 26 días, más cuatro exposiciones. Llama la atención que un Festival de tales características haya previsto un homenaje al “Justo de la Naciones” Ángel Sanz Briz, un acto de reivindicación histórica. El 17 de agosto tuvo lugar una mesa redonda en la que participaron Juan Carlos, hijo de Sanz Briz, el historiador Federico Ysart y nuestro querido amigo y miembro de la Junta Directiva de la ARCCI Jaime Vándor, con Luciano G. Sarmiento de moderador y presencia de dos de las cuatro hijas de Sanz Briz. La Sala Griega del Palacio del Festival estaba repleta de público (unas 225 personas). El acto, llamado En memoria de un hombre justo – Sanz-Briz, el ángel de Budapest, se celebró con ocasión del centenario del nacimiento de Sanz Briz (Zaragoza, 1910- Roma,1980) y en Santander, ciudad ligada a su vida por la procedencia de su esposa Adela Quijano y lugar de su casamiento.
Simultáneamente se abrió la exposición Visados para la libertad, de la Casa Sefarad-Israel, en el mismo Palacio del Festival, ya mostrada por la ARCCI en Tarragona, sobre la acción salvadora de diplomáticos españoles durante el Holocausto, por iniciativa propia y sin ninguna orden por parte del régimen de Franco. La TV Cántabra se hizo eco del acto con breves entrevistas, y hubo también reflejo en la prensa. En los dos días siguientes se celebraron conciertos, igualmente abarrotados de público, de música en parte sefardí, en parte melodías originarias de diversos campos de concentración. La invitación a Jaime Vándor para el citado acto se debía a que él, su madre y su hermano eran de los miles de judíos salvados por Sanz Briz de la deportación en 1944, en la capital húngara ocupada por los alemanes. Jaime Vándor es el único que sigue vivo en España, de los que sobrevivieron gracias al heroico aragonés que expuso su vida y la continuidad de su carrera diplomática por su compromiso moral, en favor de unos perseguidos que no eran ni de su nacionalidad ni de su religión.